Seré lenta para hablar y seguramente me costará mucho poner las cosas en claro, pero me prefiero así. Como una coraza que pongo, no se llama indiferencia, porque no la es, pero sí se llama estar dolida. Crece y crece a medida que pasa el tiempo. Supongo que las cosas no son tan obvias como se me presentan. Supongo y me niego a pensar que las cosas sean así. Pero no se puede negar lo innegable. Tendría que dejar de lado que me afecte el efecto sorpresa, que ya dejó de ser sorpresa. Pero al vivir negando lo que pasa, no dejo de sorprenderme y pensar "guau! mirá!"
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