martes, 19 de octubre de 2010

Tener derecho a estar histérica




Si, hay días, aunque esté soleado, aunque te hayas levantado a las 10 am, aunque hayas dormido mucho, aunque te hayas puesto ropa que te gusta, aunque estés cómoda, aunque aunque y aunque, que tengo derecho a tener cara de orto. Me embola mucho estar así y no poder reírme. Pero ¿qué pasa? Pasan muchas cosas que hasta te sentís macumbeada. Sentís que esa chica de ojos achinados que nos quiso sacar el turno de edición quizás haya hecho alguna cosa macabra, nosé que se yo, algo de eso. Lo cierto es que hoy estaba histérica, no me aguantaba ni yo, y me quería llevar el mundo por delante. Con los 27 grados que hicieron, yo sentía que estaba en 50, onda, no estaba caliente, no. Pero tenía esa bronca que si me hubieran puesto colores, hubiese estado de rojo.
El día empezó y ya me acosté malhumorada a eso de la 1 am porque los chicos no pudieron editar nada. Nos habían cancelado el turno el viernes, y ayer se tildó la computadora en el turno que nos dieron: Lunes de 20.00 a 22.00. Si MATIAS, no me vengas con que convertí mal los videos porque SEGUÍ EL TUTORIAL!!!
Me levanté, leí algo de comportamiento, desayuné, me vestí y salí a las apuradas porque a la 1.30 tenía que darle un pen drive a este chico Matias para que haga bien la conversión de los benditos videos. Cierra el semáforo y se va un 105. OK, siempre vienen 2. EXCEPTO HOY. Esperando pensaba cosas como: Me hubiera cepillado más rápido los dientes o, no tendría que haber revisado la planchita, si yo sabía que la había desenchufado! Y así no hubiera perdido el bondi. Como era de esperar había manifestación, por lo que tuve que tomarme el 100 cuando me bajé del 105 porque no llegaba. Matias llegó tarde, así que mis intentos por llegar puntual fueron al pedo. Bueno, y después básicamente estuvo bien el día. Salvo que el profesor de Obligaciones, contratos y sociedades se tomó una hora de recreo, por lo que me hice respetar y me fui a casa temprano. Me bajé antes del colectivo para ir a comprarme DE UNA VEZ los zapatos que vengo queriendo desde antes de mi cumpleaños, y que, por una cosa o por otra, la señora nunca tiene talle: TALLE 36 PIDO, NADA MÁS, NO UN 45. La esperé unos 15 minutos porque había ido justo a buscar el nene al colegio (que para estar parada en la calle haciendo NADA, 15 minutos pasan muuuuuuy lento) Y cuando llega le pregunto y: No mamita, no entraron.
¿Cuándo van a entrar no sabés?
El viernes capaz.
Si, seguro. Como el viernes pasado que iban a entrar y no entraron.
Llegué por fin a casa y me comí una porción de turrón quacker. ALIVIO, PAZ, TRANQUILIDAD.
Me falta un baño de vinagre para sacarme las malas ondas.

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